"Lo mismo que lo de Menchu con los estudios, a la niña no la tiran los libros y yo la alabo el gusto, porque en definitiva, ¿para qué va a estuidar
una mujer, Mario, si puede saberse?
¿Qué saco en limpio con
ello, dime? Hacerse un marimacho, ni más ni menos, que una chica
universitaria es una chica sin femineidad, no le des más vueltas, que para mí una chica que estudia es una chica
sin sexy, no es lo suyo, vaya,
convéncete. ¿Estudié yo, además? pues mira, tú no me hiciste ascos, que a la hora de la verdad, con todo vuestro golpe de
intelectuales, lo que buscáis es una mujer de su casa, eso, y no me digas que no, que
menudos ojos de cordero
degollado me ponías, hijo, que dabas lástima, y en el fondo, si me
conoces en la Universidad hubieras hecho fu, como el gato, a ver,
que a los hombres se os ve venir de lejos y si hay algo que lastime vuestro amor propio es tropezar
con una chica que
os dé ciento y raya en eso de los libros. (...) ¿Sabes lo que decía mamá a este respecto? Decía, verás, decía, "a
una muchacha bien, le sobra con saber pisar, saber mirar y saber
sonreír y estas cosas no las enseña el mejor catedrático". ¿Qué te parece?".
Miguel Delibes, Cinco horas con Mario, 1966
Analiza los rasgos del lenguaje coloquial utilizados en el texto y en el conjunto de la novela y señala la función estilística que cumplen.
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